domingo, 9 de julio de 2017

La creadora de las aguas saborizadas, un invento argentino

Carina Ferrino es Directora Técnica de Aguas Danone Argentina en la planta de la compañía en Chascomús (Buenos Aires) y 16 años atrás inventó a nivel mundial el producto intermedio entre jugos y aguas.

En la planta de Danone en Chascomús hay máquinas, operarios y un sector que se convirtió en museo. En él, las principales reliquias son una olla y una cuchara de madera. Y aunque parecen de lo más corrientes, su valor histórico podría asemejarse, en un futuro, a la importancia que tuvo el jarrito de la cocinera de Rosas donde la tradición dice que se inventó el dulce de leche. ¿Por qué? El lugar donde se embotellan las aguas Villa del Sur es el mismo en el que hace 16 años y por primera vez a nivel mundial vieron la luz las aguas saborizadas. Todo ello, de la mano de una argentina.


“Yo entré en la compañía en el año ’97. En ese momento, Aguas Danone Argentina era una empresa de aguas puras, no existía otra cosa que no fuera agua mineral natural. Eso hasta que por el año ’99 vino la gente de marketing con una idea bastante revolucionaria”, cuenta Carina Ferrino, Directora Técnica de Aguas Danone Argentina en la planta de la compañía en Chascomús.

Ferrino es licenciada en Ciencias Farmacéuticas y tiene un posgrado en Alimentos. En la filial local de Danone, la multinacional francesa productora de aguas, lácteos, y nutrición médica e infantil, la especialista forma parte del Departamento de Calidad.

La anécdota del ’99 la recuerda muy bien. “Querían saber si podíamos hacer una bebida que fuera un punto medio entre el agua y las bebidas tipo jugo que existían en ese momento en el mercado, algo que estuviera en una zona gris”, comenta. Casi sin saberlo, y con la crisis del 2001 pisándole los talones, la firma apostaba a lanzar un producto innovador que le diera un empujón a sus ingresos.

Tras el pedido de marketing, empezó, para Ferrino, la parte divertida. “Empezamos como a jugar, a pensar qué le podíamos poner al agua que tenga un poquito de sabor y que sea más divertida, pero a la vez lo más saludable posible”, relata. La base de sus experimentos con las hoy históricas olla y cuchara de madera consistía, básicamente, en agregarle jugo natural de frutas al agua.

Para llegar a reconocer cuál era la fórmula ideal que se convertiría en el principal producto de una categoría que hoy es consumida, según Danone, por 7 de cada 10 hogares argentinos, Ferrino tuvo que capacitarse en evaluación sensorial. “Como degustábamos distintas versiones del agua todos los días tuvimos que empezar a aprender bien el sabor de cada fruta; lo que nos enseñaban era a reconocer los sabores básicos –salado, dulce, amargo, ácido, etc.– y qué parte de la lengua los detectaba”, explica.

La farmacéutica y el resto del equipo de desarrollo trabajaron con distintos proveedores y se entrenaron en poder apreciar el sabor de las frutas naturales para intentar que su invento fuera lo más parecido posible a su materia prima. A ello se sumó el seguimiento de casa matriz, que autorizaba y controlaba cada paso del grupo de expertos locales.

Tuvieron que pasar 2 años de pruebas de laboratorio y testeos de consumidores, todo llevado a cabo por Ferrino y una sola persona más de su área para obtener las versiones finales de Ser Lima Limón, Ser Citrus, Villa del Sur Limonada y Villa del Sur Pomelo. “Fue lo que primero lanzamos y llevó todo un proceso de seguimiento también desde el lado de la gente de Ingeniería, porque ellos eran los que tenían que ver cómo iban a hacer para  pasar nuestra receta de la olla a las líneas de producción; a nivel líneas de llenado e industria en sí, fue todo un cambio”, reconoce la creadora del producto final.
Para Ferrino, la posibilidad de desarrollar la fórmula de las aguas saborizadas significó darle una buena opción a la gente que sentía el agua como una bebida “aburrida”. “Me propuse ofrecerles algo saludable, sin gas y con bajas cantidades de azúcar, y en 2001 lo terminamos logrando”, dice orgullosa.

Después de que sus experimentos llegaran a buen puerto, Danone hizo el roll out del producto a todas sus filiales; entre ellas, primero México, más tarde Uruguay, y luego Francia, Polonia y el Reino Unido. “Hoy la marca es Levité y tiene versiones como la de pimientos, que es mexicana; antes no existía nada de esto, creamos el desarrollo en Argentina y lo exportamos al mundo”, sostiene la argentina que logró que Danone cambie su core y pase de ser una empresa de aguas a una de aguas y bebidas.

Con 8 sabores de Levité regular, 2 de Levité doble sabor, 5 sabores de Levité Cero y 3 sabores de la línea de Limonadas Levité, la categoría tuvo un crecimiento del 4% acumulado en los últimos 5 años. Entre los lanzamientos que terminaron en fracaso, Ferrino recuerda al Ser en polvo y el agua Levité con sabor a melón. ¿El que más éxito tiene? “El pomelo, hoy y desde que nació. Aunque hay algunas ediciones especiales que sorprenden; la de Levité Ananá nació como estacional y terminó quedando fija”.

Fuente: Apertura

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